El año pasado viajé 21 semanas a Liverpool. 21 madrugones, 42 vuelos con escalas, algunas de ellas obligándome a batir el record de los 1500 metros lisos en Schiphol, el aeropuerto de Amsterdam.
Cuando voy digo que voy a Liverpool, por no explicar que voy a Daresbury, un pueblo a medio camino entre Liverpool y Manchester, donde nació Lewis Carroll, el autor de 'Alicia en el país de la maravillas' . La gente dice ‘que bien Liverpool, no?’’, y al final te cansas de explicar que no es tanto Liverpool como una oficina en el termino municipal del mencionado pueblo y en una salida de autopista con el hotel a 300 metros . Es decir, régimen parecido a Dublín: ciclo oficina-hotel, hotel-oficina, etc, etc.
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Estampa 'British' en Daresbury |
De las 21 semanas, una sí estuve alojado en Liverpool. Además, tuvé suerte y estuve alojado en un hotel llamado Hard Day’s Night, dedicado por completo a Los Beatles y en la misma manzana del mítico pub de Cavern, donde parece que empezó el grupo. Recomendable si se viaja a Liverpool por placer. Es nuevo y moderno y cada habitación es diferente y dedicada a un tema concreto de los Beatles. A mi me tocó una de cuando John Lennon era pequeño. Lo jaboncitos estan ‘customizados’ para el hotel y vale la pena llevárselos. En cualquier caso, yo soy de los que no perdonan y me llevo siempre hasta el gorro de ducha. http://www.harddaysnighthotel.com/
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Mi habitación |
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Hard Day's Night hotel |
‘The Cavern’ no es de los mejores pubs que puede uno encontrar en Inglaterra pero tiene el indiscutible morbo de ser ‘el de los Beatles’. Está muy profundo y casi a oscuras, tienes que bajar 3 niveles, y parece, efectivamente, una cueva. Siempre hay música en directo, de diferentes niveles eso sí. Desde verdaderos frikies a gente que toca realmente bien.
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The Cavern |
En cuanto al resto de semanas, lo dicho. En medio de ninguna parte, perdidos en la campiña inglesa (muy verde y con bonitos paisajes y canales, eso sí) con lios, reuniones y números, muchos números. Lo gracioso era la comida. Al estar ‘lost’, cada día puntualmente aparecía un camioncito con bocadillos, ensaladas, sopas y bebidas diversas. El camioncito, para avisar al acercarse, tocaba la famosa melodía de la cucaracha (la cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar, etc) y por eso lo bautizamos como ‘la cucaracha. Al estar la camioneta solo 5 minutos en nuestra oficina, cualquier reunión, conversación o trabajo se paralizaba para poder comprar algo que llevarnos a la boca. He dicho gracioso pero, después de unas semanas, a la barriga de uno no le hacía ya tanta gracia.
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Oficina donde trabajo en Daresbury |
Aquí rompo una lanza a favor de la comida inglesa. Hay que decir que la comida inglesa de pub es realmente buena, aunque algo corta en variedad. A mi me gusta mucho, especialmente el 'fish&chips', que cené con gusto muchas noches. Como veréis, hay sitios donde la comida es mucho peor que en la Gran Bretaña (en entregas posteriores). El problema es el servicio. En mis viajes he aprendido, que ‘a mayor desarrollo de un país, peor es el servicio’ en restaurantes, hoteles y demás lugares. Claro, en estos países ricos van más sobrados. En cambio, en países más pobres o con mucho paro o con la prima de riego por las nubes o en vías de desarrollo, la gente se tiene que esforzar más por conservar el empleo (menos trabajos, menos subsidios, etc).
Otro lugar más de trabajo que de placer donde echas bastante de menos tu casa. En fin, el trabajo es el trabajo.
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